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martes, 23 de agosto de 2011

¡Aguas con el sol!

Dice una cita de Albert Schweitzer, “Los años arrugan la piel, pero renunciar al entusiasmo arruga el alma.”

Pero no nada más los años, el sol también arruga la piel. La luz del sol y de las lámparas para broncear tienen rayos ultravioleta (UV), radiaciones que atraviesan la piel y pueden dañar las células. Exponerse demasiado al sol hace que con el paso de los años se formen más arrugas, manchas en la piel, problemas en los ojos y lo que es peor, aumenta el riesgo de padecer cáncer.

Las quemaduras de sol y el bronceado son un signo de daño en la piel, por lo que no hay bronceados sanos. El daño por los rayos ultravioleta (UV) en las pieles blancas puede ocurrir con solo quince minutos bajo la luz del sol, en las pieles más obscuras puede tardar en aparecer algunas horas, pero todas se dañan aún en los días frescos y nublados.

Con la moda del bronceado, muchas personas toman el sol sin protección en actividades al aire libre, se asolean muchas horas a propósito en la playa o usan camas de bronceado, lo que ha causado que el cáncer de la piel sea cada vez más común. Este tipo de cáncer aparece por lo general en las partes descubiertas al sol como la cabeza, la cara, el cuello, las manos y los brazos.

Las personas que tienen más riesgo de padecer cáncer de la piel son aquellas que pasan mucho tiempo bajo el sol por gusto o por tener trabajos que les exigen pasar mucho tiempo al aire libre, también las que tienen la piel más clara, cabello claro y ojos de color, las que tienen antecedentes de haber padecido quemaduras por el sol en la niñez, un familiar que ha padecido cáncer de la piel, más de 50 años de edad o tienen una piel que se quema, enrojece, le salen pecas o se siente adolorida bajo el sol.

Para prevenir el daño solar y protegerse es necesario:


  • Quedarse en la sombra, en especial entre las 10 a.m. y las 4 p.m.
  • Usar ropa protectora de preferencia clara y si se debe estar bajo el sol usar sombreros de ala ancha para cubrirse la cara y lentes de sol que bloqueen el 100% de los rayos del sol
  • Usar protector solar con un SPF de 15 o más
  • Evitar las lámparas solares y las camas para broncearse

También es importante revisar la piel con regularidad y buscar cambios en el tamaño, en la forma, en el color o en la textura de lunares, manchas y marcas de nacimiento. Los cambios en estos sitios pueden ser un signo de cáncer y se debe acudir de inmediato con un dermatólogo para que revise de manera cuidadosa cualquier modificación en el aspecto de la piel. Como en cualquier tipo de padecimientos, mientras más pronto se detecte una enfermedad y más rápido se comience el tratamiento, la cura tiene más probabilidades de ser efectiva.

Cuida tu piel, esa compañera de sensaciones, centinela de nuestros cuerpos, contacto y barrera con el medio ambiente y los demás.

Infórmate, cuida tu salud.

Twitter: http://twitter.com/olgageorgina

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